Santa Teresa de Jesús y Santa Teresita del Niño Jesús

Al entrar en el Carmelo de Lisieux, Santa Teresita quiso conservar su nombre de bautismo: Teresa. Pero ella elige seguir el misterio del Niño Jesús: esta opción tiene un fuerte significado espiritual! Ella quiere seguir a su santa patrona Teresa de Ávila, pero a su manera, es decir, pequeñita.

En los escritos de la santa de Lisieux encontramos 23 citas de santa Teresa de Ávila y al menos 100 reminiscencias. Podríamos decir que la influencia de una sobre la otra se realiza por una lenta impregnación, por ósmosis. De hecho, es viviendo en el cotidiano la enseñanza de la reformadora del Carmelo, que nos dejamos penetrar de su espiritualidad. En cuanto a la influencia de San Juan de la Cruz, tal vez es un poco diferente, la transmisión ha pasado sin duda por la lectura de sus escritos.

En noviembre de 1882, Paulina, hermana de Teresa y ya carmelita, le envía una imagen  que representaba la fuga de la joven Teresa de Ahumada yendo a tierra de moros,  en busca de la vida, “para siempre, siempre…”  En la carta que acompaña a la imagen leemos: “Le pido a Jesús que transforme mi pequeña Teresa en otra pequeña santa Teresa, a excepción de que ella no irá a buscar el martirio por los caminos!  Oh! No! lo que yo le pido es que ella busque todos los días la manera de complacer al Niño Jesús ofreciéndole todas las flores de su camino! “(FJ 4) Allí, tenemos ya todo el caminito en germen.

Podemos encontrar como ciertos puntos de contacto entre nuestras dos santas: el deseo de amar a Jesús hasta la locura, el sentido de la misericordia divina (ambos relatos autobiográficos están dedicados a la misericordia: “Misericordias Domini inaeternum cantabo”), el amor a la Sagrada Escritura, el amor del desierto, el amor a la vida fraternal y la dimensión apostólica y misionera. Una de las últimas fotos de Teresa del Niño Jesús en el claustro de Lisieux nos la muestra sosteniendo una inscripción: “Habría dado 1000 vidas por salvar una sola alma” texto sacado del Camino de Perfección de nuestra Madre Santa Teresa.

Entonces, podemos decir que Teresita nos ayuda a leer Teresa “la grande” en eso que es lo esencial. Cada una tiene su propia belleza y pone de relieve el verdadero sentido de la vida mística, vida que es testimonio de una misma heroicidad de virtudes. Teresita puede ayudarnos a penetrar más profundamente en nuestra Madre Santa Teresa. Su Santidad escondida en la vida ordinaria, toda  iluminada de sencillez y de confianza, nos clarifica el sentido de la mística y nos da una autentica comprensión de ella. No se trata de fenómenos extraordinarios, sino de un recogimiento de tal manera unificador y teologal que transfigura toda la persona haciendo fecunda su oración y la ofrenda de sí misma.

(Carmelo del Pater Noster)

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