La orden del Carmelo nació entre finales del siglo XII y principios del XIII. Procedentes de Europa para conquistar los Lugares Santos, estos hombres –peregrinos y cruzados– terminaron abandonando “la gloria de este mundo” para instalarse en el Monte Carmelo, siguiendo los pasos de Elías y en su dependencia espiritual. Precisamente cerca de la fuente de Elías.
Después de un tiempo de vida común informal, pidieron, entre 1206 y 1214, a San Alberto, entonces Patriarca de Jerusalén, una “fórmula de vida” que confirmara a través de la voz de la Iglesia lo que ya estaban viviendo bajo el impulso del Espíritu Santo; esta “fórmula de vida” pronto será reconocida por la Iglesia como la Regla del Carmelo. Construyendo una pequeña iglesia dedicada a la Madre de Dios, la eligieron como su