La Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo

« Pasó Elías y le echó su manto encima …
Eliseo se levantó, se fue tras de Elías y entró a su servicio. »
(1R 19, 19.21)

La orden del Carmelo nació entre finales del siglo XII y principios del XIII. Procedentes de Europa para conquistar los Lugares Santos, estos hombres –peregrinos y cruzados– terminaron abandonando “la gloria de este mundo” para instalarse en el Monte Carmelo, siguiendo los pasos de Elías y en su dependencia espiritual. Precisamente cerca de la fuente de Elías.

Después de un tiempo de vida común informal, pidieron, entre 1206 y 1214, a San Alberto, entonces Patriarca de Jerusalén, una “fórmula de vida” que confirmara a través de la voz de la Iglesia lo que ya estaban viviendo bajo el impulso del Espíritu Santo; esta “fórmula de vida” pronto será reconocida por la Iglesia como la Regla del Carmelo. Construyendo una pequeña iglesia dedicada a la Madre de Dios, la eligieron como su

Señora y Patrona, les gustaba llamarse a sí mismos “los Hermanos de la Santísima Virgen María del Monte Carmelo”.

Hoy, ocho siglos después, este mismo espíritu nos anima: en estas regiones de Oriente Medio y del Norte de África, profundamente arraigadas en la tradición bíblica y mariana de la Orden, buscamos incansablemente el rostro de Dios.