« Y veo yo claro, y he visto después, que para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes, quiere sea por manos de esta Humanidad sacratísima….Este Señor nuestro es por quien nos vienen todos los bienes. El le enseñará. Mirando su vida es el mejor « dechado »…. Bienaventurado quien de verdad le amare y siempre le trajere cabe sí ». (Vida 20,7)

De la comunión de amor de Jesús con el Padre, ha nacido la oración de Teresa, como un dialogo de amistad con Aquel por quien se sabe amada.

Cristo Jesús es el « camino » el « modelo », en Él se revela la plenitud de la divinidad y de nuestra propia humanidad.  Jesús como verdadero hombre revela a cada uno lo que esta llamado a ser, la grandeza propia de su vocación.

Teresa está particularmente ligada al hombre de hoy como maestra de oración y de humanidad, ella se hace compañera de camino en la búsqueda fascinante de las inmensas posibilidades de este hombre « capaz de Dios ».