Nuestra presencia como carmelitas se sitúa en el cruce de las dos grandes religiones monoteístas: la del mundo judío y la del mundo árabe-musulmán. A ellos llevamos la presencia de Cristo con nuestro testimonio de vida personal y comunitaria.
El Monte de los Olivos es un lugar muy conocido en los Evangelios, que la Iglesia y la tradición han conservado fielmente durante 2000 años, es la huella imborrable del paso de Cristo.
Miles de peregrinos de todos los países y de todos los credos vienen a visitar la “Gruta mística” de las enseñanzas escatológicas de Cristo para orar al Padre en diferentes idiomas, inscritas en las paredes del Santuario y el claustro, que suman aproximadamente 150.
Nuestra Comunidad está formada por 12 Hermanas de 3 nacionalidades diferentes: Francia, Brasil y Madagascar.
En efecto, somos llamadas, desde los cuatro puntos cardinales, a vivir el misterio de la filiación divina, para que, a través de nuestra vida de oración, alabanza, fraternidad e intercesión, podamos atraer a muchos hermanos que busquen el rostro de un Dios Padre misericordioso. Viviendo en Comunidad, con alegría y fidelidad, el mensaje del “Padre Nuestro”, nuestra experiencia de la Paternidad de Dios facilita nuestra Fraternidad en Cristo.