Comunidad de Aleppo - Siria
« En Antioquía fue donde, por primera vez,
los discípulos recibieron el nombre de «cristianos». »
(Hechos 11, 26)
La vocación del Carmelo de Alepo está en el corazón de Siria, cuna del cristianismo. Fue en Siria, en Antioquía, donde los discípulos recibieron por primera vez el nombre de cristianos y esta ciudad fue, después de Jerusalén, el primer gran centro desde donde se esparcieron los primeros apóstoles para evangelizar todo el imperio romano. Fue en Siria donde se desarrolló el llamado eremitismo y monaquismo “sirio”.
Nuestro deseo es, por tanto, perpetuar esta presencia monástica y ayudar a los cristianos sirios a permanecer en su tierra para que la Luz de Cristo ilumine este país que es en su gran mayoría (casi en su totalidad) musulmán.
No podemos hablar de Siria sin hablar de San Pablo. Antioquía y Damasco están estrechamente vinculadas en la misión evangelizadora de Pedro, Pablo y todos los apóstoles.
La vocación de las carmelitas es tanto contemplativa como misionera. Podemos encontrar, pues, en san Pablo, que tanto viajó por los caminos de Siria, el celo incansable por la gloria de Dios y por la conversión de los “paganos”, tan numerosos y tan diversos hoy. Pero este apostolado indirecto sólo puede ser fructífero si está anclado en una vida de auténtica unión con Dios.