Pero, ¿es esto realmente una meta, una llegada o un comienzo festivo? En efecto hemos destacado la actualidad de Teresa, su enseñanza sobre la vida de oración y por eso va a seguir estando aún más presente en la vida de las comunidades carmelitanas y más en general, en la vida de la Iglesia. He aquí en qué términos se expresaba sobre este tema el Definitorio de los Carmelitas en junio 2015: “Llegamos a la fase final del quinto centenario. Animamos a todos aquellos que forman la familia teresiana a seguir viviendo con un intenso y gozoso compromiso esta celebración jubilar; ella nos pone delante de la experiencia y el magisterio de Teresa de Jesús para que su memoria nos de un impulso para avanzar hacia la meta con «una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar a ella» (Camino 21,2).
Este mes de octubre lo viviremos en una gran acción de gracias por las bendiciones que hemos recibido en estos años de preparación al centenario. Descubrimiento o redescubrimiento de la oración como una relación de amistad que irriga toda la existencia, toda dimensión misionera de una vida cristiana fervorosa… y muchos otros frutos que cada uno conoce en lo profundo de su corazón.
Pero aún hay más: «es tiempo de pasar de la celebración y la reflexión, al compromiso de vida» como dice aún el Definitorio General de los Carmelitas. De hecho, el mensaje de Teresa no puede dejarnos pedaleando en el agua: al contrario nos pone en camino para vivir este mensaje en nuestro entorno real (comunidad, u otros), para encarnarlo en nuestra existencia concreta. ¿Es una resolución (una «determinada determinación») dedicar un tiempo regular para «tratar de amistad con Aquel que sabemos nos ama»? ¿Es la libertad, finalmente encontrada en los afectos de nuestro corazón, con grande simplicidad y transparencia? ¿Es el deseo apasionado de que todos conozcan el amor con el que son amados y lo alaben sin fin?
Todos juntos, en esta fiesta del 15 de octubre, pediremos la gracia de ser capaz de vivir intensamente el mensaje teresiano hoy y allí, en el lugar donde estamos. Sabemos que la santa, feliz de todos sus hijos e hijas que la aclaman, nos ayudará poderosamente con su intercesión.
Sí, «Señor mío, es tiempo de caminar! »