Ella les dice: “ por la noche fui al coro y allí se me pasó todo el tiempo con la Santísima Virgen esperando al divino Niño, que esta vez ya no iba nacer en una gruta sino en mi alma, en nuestras almas, porque es ciertamente el Emmanuel, Dios con nosotros” (C 163). Después cantamos los maitines en dos tonos, luego tuvimos la misa de Medianoche y en seguida, dimos gracias. Ella asegura a su familia que en esta noche no la ha olvidado… y podemos pensar también nosotros que ella, tampoco nos olvidará en este año y en la noche santa de la Navidad.
Canonizada el 16 de octubre de este ano, Isabel canta ya “el Sanctus eterno en la Ciudad de los Santos” (L 256), pero también ella estará muy cerca de cada uno de los que lo invitan a comunicarles lo que dijo el Dios de la gruta, muy bajito, en el silencio de su alma… aun mucho más que cuando ella escribió estas cartas a su familia o a sus amigos, que el divino Niño mora en su alma, y su oración es suya y le gusta hacerla descender sobre aquellos de quienes su corazón se siente agradecido. Su corazón les está siempre muy profundamente unido. (C 166)
En el Carmelo cada hermana compone una canción de Navidad para alegrar a la comunidad alrededor de la gruta. También nosotros cantemos con Isabel:
Qué hermoso estás, Jesús, Nino,
En tu pobre y frío establo.
Oh, qué gracia, qué milagro.
Tan sólo por mí has venido.
Oh pura y dulce visión.
En mi propio ser se cumple
Ese sublime misterio,
Esa nueva encarnación.
No vivo yo. Él vive en mí.
Comienza ya la alborada
de aquella eterna visión
bajo el velo de la fe.
(P 75)
Desde la tierra que vio nacer el Salvador, desde la Judea et la Galilea, también cantemos:
Melodiosas campanas del Carmelo,
Expandid vuestras dulces armonías
En esta noche de misterios llena,
Tan pura et tan divina.
(P 45)
Oh melodiosas campanas del Carmelo, expandid y llevad à todos nuestros amigos y lectores nuestros mejores y fervientes deseos de la Santa Navidad et un Feliz Año Nuevo 2017!