En el Carmelo, el Adviento es vivido en una fuerte sintonía con las lecturas y oraciones que la liturgia de la Iglesia nos propone año tras año; con una atención particular al recogimiento, a la vigilancia amorosa en compañía de la Virgen María.
En este año del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús (Ávila) podemos escuchar juntos cómo nuestra santa se preparaba para acoger al Salvador. Podemos hacerlo, releyendo el poema que ella compuso con motivo de la toma del velo de la Hna. Isabel de los Ángeles (poema XXV), el cual resuena bastante como un cántico de Adviento.
Hermana, porque veléis,
Os han dado hoy este velo,
Y no os va menos que el cielo:
Por eso, no os descuidéis.
Aqueste velo gracioso
Os dice que estéis en vela,
Guardando la centinela
Hasta que venga el Esposo,
Que, como ladrón famoso,
Vendrá cuando no penséis:
Por eso, no os descuidéis
Observamos en primer lugar que Teresa juega con las palabras velo y velar. El tema de mantenerse en vela esperando al Esposo que viene, se inspira ciertamente en la parábola del Evangelio de las diez vírgenes que velan con sus lámparas (Mt 25,1-13). Sólo entraron en el banquete de bodas aquellas que supieron guardar su lámpara encendida. Teresa es insistente: no se distraigan, no pierdan esa atención amorosa que reconoce al Señor, que en cierta manera ya lo acoge al permanecer toda orientada hacia Él. La evocación del ladrón (Mt 24,43) nos advierte que la hora de su llegada es imprevisible y nos pone en guardia contra nuestra distracción. Esta espera no es ansiosa sino plena de esperanza por la felicidad cercana. Por eso es conveniente atesorar dentro de sí el consejo de la Madre:
En vuestra mano encendida
Tened siempre una candela,
Y estad con el velo en vela,
Las renes muy bien ceñidas…
Santa Teresa quería a sus hijas siempre dispuestas para la oración, para acoger los favores de la venida de Dios a nuestras almas. Se trata de permanecer vueltos hacia Aquel que viene porque:
No sabe nadie a cuál hora,
Si en la vigilia primera,
O en la segunda o tercera,
Todo cristiano lo ignora.
Pues velad, velad, hermana,
No os roben lo que tenéis;
Por eso, no os descuidéis.
Este tiempo de Adviento coincidirá con la apertura del Año de la Vida Consagrada (30 noviembre 2014-2 febrero 2016). La vida religiosa puede considerarse como una larga y amante espera del Esposo de la Iglesia. Así es como vivió Teresa, quien exclamó al momento de morir: “¡Oh Señor mío y Esposo mío—le oyen suspirar sus monjas—, ya es llegada la hora deseada, tiempo es ya que nos veamos. Señor mío, ya es tiempo de caminar!…”
Les deseamos un Santo y bendecido tiempo de Adviento, en la gozosa esperanza!