Te saludo, Oh Virgen del Carmelo,
con los peregrinos de la edad media
caminando hacia la Tierra Santa,
y con los eremitas que habitaban la montaña
Haznos caminar hacia el Reino
con la simplicidad de un corazón pobre.
Te saludo, Oh Virgen del Carmelo,
con la gran Teresa de corazón valeroso
y con Juan de la Cruz, el doctor místico.
Enséñanos el ardor de un amor absoluto,
luz en medio de la noche.
Te saludo, Oh Virgen del Carmelo,
con la Teresita de Lisieux
y con Elizabeth de la Trinidad.
Enséñanos el camino de la infancia
que conduce hasta el amor perfecto
en el seno de la Santísima Trinidad.
(Philippe Warnier)