Le pedimos a una de nuestras hermanas mayores de la comunidad que nos escribiera unas palabras para la celebración de Nuestra Madre Santísima del Carmen y aquí están:
Si abrimos el Evangelio, el libro más querido por la cristiandad, encontramos allí escrita y bien documentada la vida de la Virgen María. La Anunciación, la visitación, el nacimiento de Jesús y todo lo que siguió, hasta el Calvario, donde se convirtió en nuestra madre, en la persona de Juan, que la acogió en su casa.
Cuando la Buena Noticia se difundió por el mundo, nació lo que llamamos “devoción” mariana. Este no es el lugar para enumerar todos los títulos los y santuarios dedicados a ella.
Para quien vive en el Monte Carmelo, decir “Nuestra Señora del Monte Carmelo” es decir nuestra hermana, nuestra madre, la hermosura del Carmelo. Si llegamos a Haifa (viniendo de Akko, la antigua Saint Jean de Acre) nos encontramos frente a la cadena montañosa del Carmelo de unos 30 kms., y podemos admirar el promontorio, donde está construida la basílica Stella Maris. Nuestro monasterio se encuentra, subiendo a un kilómetro más arriba. Y luego, en la parte más alta, el Muhraqa, el lugar del Sacrificio de Elías, narrado en el 1 libro de los Reyes (18,21-29).
El Escapulario del Carmen
El escapulario del Carmen es ampliamente conocido y constituye, junto con el rosario, un camino de proximidad a María Santísima. San Simón Stock, carmelita inglés del siglo XIII, tuvo una aparición de la Virgen a la que imploró con el canto más conocido en nuestra Orden:
Flor del Carmelo,
viña florida,
esplendor del cielo,
Virgen fecunda.
Madre tierna, y toda pura,
Danos un signo de tu
Maternal protección
¡Estrella del mar!
María entregó a Simón Stock un escapulario, como respuesta a su pedido y como prenda de protección. El escapulario se impone a quien lo desea, por mediación de un sacerdote.
Decor Carmeli se traduce como “la Belleza del Carmelo” y es la realidad. En primavera, la naturaleza se viste de belleza con las hermosas flores, el canto de los pájaros, el verdor del bosque del Carmelo, el amanecer y el atardecer…
Desde nuestra terraza contemplamos el mar y pensamos en los cruzados, que en el siglo XII-XIII, quisieron quedarse en el wadi-es-Siah, como los “Hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo” para vivir allí como ermitaños. Todavía se pueden visitar las excavaciones del primer monasterio y saborear el silencio, del que gozaban nuestros primeros padres, cerca de la fuente de Elías, que todavía da agua en abundancia.
Os ofrecemos un bonito resumen, que está en el Misal de la Semana presentado por Pierre Jounel el 16 de julio, conmemoración de Nuestra Señora del Monte Carmelo: Amó la Orden del Carmen colocarse desde su origen bajo el patrocinio de la Madre de los Contemplativos. En el siglo XVI, los dos doctores y fundadores de la Orden, Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz, hicieron de la subida al Carmelo el símbolo de lo que San Buenaventura llamaba “el itinerario hacia Dios”. Por eso pedimos hoy día al Señor que lleguemos, gracias al “abrazo maternal de María”, “al monte verdadero, que es Cristo.
Dejémonos conducir por María hacia Cristo, Nuestro Señor.
Monasterio Nuestra Señora del Monte Carmelo