Juan de la Cruz

Su vida

« ¡Oh dulcísimo amor de Dios mal conocido! 
El que halló sus venas descanso.»
(Dichos de luz y amor, 16)

Gran doctor místico, renueva junto a Teresa de Ávila la Orden del Carmelo, declarado en 1952 Patrón de los poetas españoles.

¿Quién es Juan de la Cruz?

Ante todo un hijo de España, precisamente de Castilla. Un hijo del siglo XVI: el siglo de oro español. Un hombre pequeño de estatura y de apariencia simple pero cuya gracia divina, hizo de El un gigante espiritual a precio de muchos cansancios y sufrimientos de su parte.

Un religioso que se distingue por su virtud, su penitencia y su recogimiento. Un hombre desconocido. Se le cree austero y riguroso y lo es, ciertamente pero solo con mismo, pues con los demás esta lleno de suavidad, caridad y amor.

Un fiel discípulo, se asemeja a su Maestro: Jesús, que dijo de sí mismo: « Aprended de mi que soy dulce y humilde de corazón ».

El ha gustado la intimidad de su Señor; descubrió los bienes admirables que Dios reserva a los que se convierten en de verdad en sus amigos. Quiere hacer beneficiar a los otros y transportarlos también hacia el mismo destino:

« O almas creadas para estas maravillas,
destinados a verlos realizarse en ustedes! »

Su mensaje

«A la tarde te examinarán en el amor.»
(Dichos de luz y amor, 59)

En un mundo secularizado dónde la ambigüedad del progreso se vuelve evidente, el ser humano necesita una convicción, la cual no existe en sí, pero deben siempre reconquistarle de nuevo de manera individual y comunitaria. La libre adhesión al bien no existe nunca simplemente en sí, es necesaria siempre la nueva búsqueda dolorosa  de cada generación, de cada hombre.

El hombre y la mujer de hoy perdidos en la tecnología y en la ciencia encuentran en San Juan de la Cruz la posibilidad de un encuentro con el Absoluto.  La nostalgia actual de la humanidad encuentra su eco en el grito de San Juan de la Cruz:

« ¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido. »

El mensaje de San Juan de la Cruz es este fuerte Amor de Dios que no lo abandona. Tenemos necesidad de un amor incondicional y de la certeza que nos haga decir:

« Pues estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni las potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni  criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro» (Romanos 8,38)